Las cartas son documentos escritos que permiten la comunicación entre las personas.
Para que pueda tener
lugar la correspondencia se necesitan dos personas. Un emisor (remitente) que es la persona que escribe la carta y un receptor (destinatario) quien la
recibe.
El emisor escribe en
un papel frases y oraciones, formando un texto. El mensaje que se transmita en
una carta y el registro de éste dependerá de la relación que exista entre el
emisor y el receptor y la ocasión o el fin para la que se escriba. El fin
último es el de la comunicación entre ambos, por lo que el remitente a través
del escrito le hará saber al otro lo que piense, siente o desee.
Una vez escrita, antes de mandarla, se
debe introducir dentro de un sobre y escribir algunos datos para asegurarnos de que llegará correctamente a su destino.
Estos son: el nombre y la dirección del
destinatario en el anverso del mismo. Además, se ha de escribir el nombre y
la dirección del remitente en el
reverso (en el caso de sobres manuscritos) o en el anverso (en los sobres
preimpresos). También existen cartas sin remitente, éstas son en las que no
está anotada la dirección de quien envía la carta. En el primer caso, los datos
permiten que el servicio de correo pueda hacer llegar la misiva al destinatario
y que éste sepa quién la ha escrito.
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